Como ya os he contado, en mitad de la sabana me encontré con un viejo amigo mío: Mini Dragon. Como se me había contado, él probablemente acabaría en un libro de fantasía, pero no, ahora él era de carne y hueso, como yo.
-¡Viejo amigo!-exclamé. Mini Dragon se acercó a mí, sonriendo. Él era un mono mezclado con un dragón. Él soñaba con ser un animal real, poder mirar el mundo con sus propios ojos, y no por los vídeos que se encontraban en el mundo de la Nada. Sin embargo, acabó dentro de un libro. Pero hacía algunos días, él y toda su familia saltaron de las páginas de los libros, y justo al salir, se encontraron en aquella sabana.
-Pero si eres tú, Abuelo...-dijo Mini Dragon al terminar su relato.-¡Te he echado de menos, amigo!
Pasamos horas hablando, y cada poco rato, otros Mini Dragons comenzaron a aparecer por el lugar. Eran diferentes a mi amigo.
-Muy bien, Abuelo, hoy vendrás a pasar la noche en la sabana.-me explicó Mini Dragon, y comenzó a caminar. Los otros también iban hacia allí. Yo recogí mi cámara de fotos y les seguí.
Caminamos media hora, hasta que comenzamos a ver una casa en un árbol. Había de todo en aquel lugar: toboganes, pistolas de juguete, un telescopio...
-¿Cómo habéis creado esto... en tan pocos días?-pregunté, alucinado.
-No lo sé, tres cuartos de lo que ves ya estaba construido cuando llegamos aquí...-me dijo Mini Dragon.-Obviamente, hemos hecho mejoras... Necesitábamos una salida rápida de la casa, así que creamos los toboganes. Las pistolas de juguete estaban en aquel lugar, pero las usamos para espantar depredadores, y el telescopio estaba guardado en una cajita, y lo decidimos usar.
Subimos la escalera que llevaba hacia la casita. Me di cuenta de todas las vidas que habían pasado por allí. Eso era más que la casa de mi amigo y su familia. Esta era una casa que podía hablar por si misma sin utilizar palabras. Contaba las historias de muchas otras vidas que habían jugado, reído, vivido allí.
Me llevaron a mi habitación, que era justamente de mi altura. Me dijeron que aquella sala estaba allí mucho antes de que hubiesen llegado, pero que era muy grande para ellos. Así que los Mini Dragons crearon otras habitaciones más pequeñas, y dejaron aquella por si algún amigo llegaba a pasar la noche por allí.
Me senté en el suelo. La habitación estaba vacía, tan sólo había una mesilla con una lámpara encima. Me habían dicho que pronto traerían la cama que habían sacado de allí, pero en aquellos instantes, pensé que quizás una cama tan grande para ellos sería difícil de arrastrar por una casa tan grande.
Me quedé dormido muy temprano, antes de que los Mini Dragons llegasen con la cama. Yo soñé toda la noche con mi antiguo mundo, el mundo de la Nada. Era... tan diferente a este nuevo mundo para mí. Soñé con mis antiguos amigos en diferentes lugares del mundo, los cuales había visto por algunos vídeos que guardaban en mi mundo. Aunque tan sólo fuese aquello un sueño, había encontrado a Mini Dragon, un gran amigo mío. ¿Qué me impedía ver a mis amigos de nuevo?
Me desperté, y el sol inundaba la habitación. Llegué a una especie de cocina, donde un cuadro, que era un dibujo de la casa del árbol, colgaba de una de las paredes. No pude evitar sacarle una foto, ya que era una réplica exacta...
-¿Bonito dibujo, cierto?-dijo Mini Dragon al ver que estaba admirando aquella obra de arte.
-¡Sí!-exclamé, sonriendo.-¿Quién ha hecho esto?
-Es... antiguo. Creo que te has dado cuenta de que esta casa ya la había usado gente mucho antes que nosotros. Pues alguien ha hecho este dibujo.
-Me encanta. ¿Tiene alguna firma, o algo?
-Tan sólo dice: Jonathan 2019. No pone nada más.
-Oh, como experto en fotografía, amigo... "Jonathan" es un artista genial. Y esto... ha sido dibujado hace cuatro años. Me imagino que sus cualidades como pintor han mejorado.
-Sí, ven a desayunar.
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